Una Princesa de Oriente
Hola me llamo Sara y soy una Princesa RETT de 9 añitos (bueno casi 10).
Mi historia comienza en un país muy muy muy lejano. Nací en Wuhan que es una provincia enorme del centro de China, los primeros meses de mi vida los pase allí con un montón de amigos. Desde que nací empecé a ir a una especie de colegio, éramos todos unos bebes guapiiiiisiiiimos, nos lo pasábamos bien, jugábamos, comíamos, dormíamos, volvíamos a jugar, volvíamos a dormir y así días y días, semanas y semanas, meses y meses.
Un día me pusieron en mi cuna unas fotos de unas personas muy raras, ¡tenían los ojos redondos! y una sonrisa contagiosa, durante el último mes que estuve en ese cole, no dejé de mirarlos, me gustaban y tenía la sensación que yo a ellos también.
Un día estando en el cole de bebes me contaron una historia que decía algo así:
Cuenta una leyenda oriental que las personas destinadas a conocerse tienen un hilo rojo invisible atado en sus dedos. Este hilo nunca desaparece y permanece constantemente atado, a pesar del tiempo y la distancia. No importa lo que tardes en conocer a esa persona, ni importa el tiempo que pases en verla, ni siquiera importa si vives en la otra punta del mundo, el hilo se estirará hasta el infinito pero nunca se romperá. Yo tenía ese hilo atado a mis dedos, solo faltaba ver quien estaba al otro lado…
Un mes más tarde, de repente me vistieron con mis mejores ropas, me montaron en un autobús con otras niñas y nuestras cuidadoras y tras muuuuchas horas de viaje vi la cara de esas personas que ya conocía por fotos y que eran la otra punta del hilo. ¿Serán ellos los que siempre me querrán y me cuidarán?… Pues sí, en cuanto me vieron empezó un torbellino de besos que a día de hoy y tras 9 años sigue siendo igual, ¡¡¡¡QUE GOZADA!!! me encanta que me besen y me demuestren su amor, empezaba a tenerlo claro, eran mis PAPAS.
Tras pasar con ellos 15 días en el país donde nací, de repente un día me montaron en un avión y me dijeron que nos íbamos a casa, pero…. ¿no estábamos en casa?, que jaleo.
Llegamos rendidos de tantas horas de avión, yo estaba destrozada pero ellos otra vez con la sonrisa en la cara. En el aeropuerto había un montón de gente con mi foto, ¡soy famosa!… empecé a sonreír para salir bien en las fotos y venga besos de otras personas con los ojos redondos, decían que se llamaban abuelos, tíos, primos, amigos (tienen que ser de mi familia fijo), nos fuimos a nuestra casa y me encontré con una habitación para mi sooolaaaa.
Pasamos los primeros días en médicos, haciéndome las revisiones oportunas y jope, las vacunas que me faltaban.
Ya tenía 9 meses y sí, me molaban mis papis y mi casa nueva, era muy feliz.
Por la casa no paraba de pasar gente, gente nueva, gente que ya había visto en fotos o en el aeropuerto, y venga besos y venga achuchones. Me apuntaron a la guardería (era muy parecida al cole donde yo estaba), había niños de mi edad, jugábamos, comíamos, dormíamos…..
Un día me estaban dando de comer en casa y yo cogí los trocitos de pan y me los llevaba a la boca, también cogía el reloj de papa y jugaba con él, y los muñecos que al menos tenía 1000 porque todo el que iba a verme me llevaba uno y los zarandeaba, bueno empezaba a ser independiente, mayor, experta en la materia infantil.
Un día me levante un poco rara, jope, no podía coger el pan, ni podía zarandear los juguetes esos que sonaban al moverlos, ¿qué me está pasando?, no lo entiendo, si están ahí, como siempre.
Deje de hacer cosas que hacía y notaba que la sonrisa de famosa se me estaba quitando de la cara, encontré mi mano y me empezó a gustar meterla en la boca, ummmmm que gusto, cuando la sacaba las frotaba, todo estaba igual, menos yo, que estaba en mi mundo.
A mis papas se les fue borrando esa sonrisa que me enamoró. Bueno delante de mí siempre la tenían, pero cuando estaban en otra habitación los oía llorar y empezamos otra vez de médicos.
Pruebas y más pruebas, todo estaba bien, yo seguía en mi mundo y con unas manías rarísimas, y ellos cada vez más preocupados. Empecé a esforzarme para conseguir volverles hacer felices, seguía comiéndome las manos y los juguetes seguían ahí pero yo ya no podía jugar con ellos, pero empecé a sonreír (ellos siempre me han dado lo que necesitaba y yo se lo quería devolver).
Visitamos muchos médicos, pero uno de ellos que ahora es mi amigo dijo una palabra que hasta el día de hoy nos ha acompañado y gracias a su intuición empezamos a trabajar para ver si mejoraba, esa palabra fue RETT. ¿Qué es el RETT…Nos puso sobre aviso de como podíamos actuar y que podría pasar, jope acertó en todo, es muy majo y a la vez muy listo. Tuvimos una gran suerte de que el destino lo pusiera en nuestras vidas.
Empezamos a esforzarnos todos, pero todos todos, mis papas me llevaban a terapias y yo luchaba por conseguir lo que me pedían, os lo prometo, me sigo esforzando en todo lo que hago, ahora estoy un poco mejor por todo el trabajo que hacemos: monto a caballo, en bici con la ayuda de mis papas, voy a terapias casi todos los días, al cole, a eventos y bailo en mi silla, veo dibujos animados (que me ENCANTAN), escucho música, me baño con delfines….
¿Sabéis una cosa? Gracias a mis papas, a mi familia, a los amigos de mis papas y a toda la gente que se vuelca x mí y por mis amigas las princesas RETT, al final vamos a conseguir, vamos a salir de este Mundo Rett que nos tiene atrapad@s, yo voy a seguir luchando.
Bueno me tengo que despedir, me voy a una terapia, gracias por escucharme y ayudarme, os necesito a todos.